"PARÍ, PUTA" LA INVESTIGACIÓN

"Entonces Dios, el Señor a la mujer le dijo: —Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos, y con dolor parirás a tus hijos..."

Desde el génesis humano fue concebida a la mujer para atravesar el embarazo y parto, como un castigo. Y así a través de la historia, se mantuvo.

“Hemos sido vistas siempre como seres defectuosos, porque el parámetro de la normalidad, para la medicina occidental hegemónica, es el cuerpo del hombre blanco…” expresa Luján  Arciadácono, politóloga, doula, coordinadora de la campaña nacional contra la violencia gineco obstétrica.




La concepción de violencia gineco obstétrica es nueva y fue acuñada en Latinoamérica. Inicialmente por Venezuela en el año 2007, en Argentina en el año 2009  finalmente por México en el año 2014. 

Nuestra ley de parto humanizado del 2004 fue reglamentada en el año 2015 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Menciona derechos fundamentales de las personas gestantes como a ser informada en todo momento para que se pueda optar libremente,  ser tratada con respeto y dignidad, ser acompañada durante todo el trabajo de pre parto, parto y post parto, a no ser separada de su hijo salvo que necesite un cuidado especial.

Junto con esta ley, en el año 2009, se sanciona la ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. En su artículo 6 define las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos y entre ellas menciona a la violencia obstétrica.

Es decir, la VIOLENCIA OBSTÉTRICA ES VIOLENCIA DE GÉNERO.

"... esa discusión sobre si la violencia gineco obstétrica es o no, una forma de violencia de género, lamentablemente todavía se está dando en muchas partes del mundo. Sin ir más lejos... en nuestro país por suerte ese debate ya fue saldado..." aclara Luján Arciadácono.


¿QUÉ ES LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA?

La ley 26485, la define. Es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresadas en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la ley 25929.

Parir sin violencia, ser tratada con dignidad y respeto durante el embarazo, parto y puerperio, ser informada correctamente, son derechos de la salud sexual y reproductiva.  Parir con dignidad es un derecho humano. Y como tal, debe ser considerado. 

"... parir dignamente es un derecho humano... es uno de los derechos fundamentales y es un derecho que está consagrado en un montón de de normativa nacional internacional regional..." menciona la Licenciada Irene Castillo, socióloga, asesora de la CONSAVIG (Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género)  y especialista en políticas públicas, justicia de género, y autonomía de las mujeres por CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales).


Según el informe preliminar “abordajes de la violencia obstétrica” del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires (2016- 2020), la OMS clasifica a la violencia obstétrica en 5 tipos:

1. Intervenciones y medicalización innecesarias y de rutina sobre la madre o el bebé.

2. Maltrato, humillaciones y agresión verbal o física.

3. Falta de insumos, instalaciones inadecuadas.

4. Ejercicios de residentes y practicantes sin la autorización de la madre con información completa, verdadera y suficiente.

5. Discriminación por razones culturales, económicas, religiosas y étnicas.

La violencia obstétrica no es una definición cerrada e inmutable, es un concepto variable.  Abarca desde insultos, burlas, “retos”,  ponerle apodos a las madres "mamita", malos tratos, manipulación de la información o información incompleta, negar el tratamiento, la no participación de la mujer en las decisiones sobre su parto, exacerbar o usar el dolor como castigo, negar que estén acompañadas, en posiciones que sean convenientes para médicos y no para personas gestantes, acelerando ritmos, realizando tactos repetidos (con la justificación de ser un "hospital escuela"), episiotomías (cortes en el periné) “por prevención”, POR PARTE DE CUALQUIER PERSONAL DE LA SALUD. 

Estos es una mera ejemplificación. Gracias a las luchas sociales,  ya no se acepta sigilosamente ningún control que las instituciones ejercen sobre el cuerpo de las mujeres y personas gestantes. Ahora se critica, se expone, se cuestiona, entendiendo que prácticas que fueron históricamente naturalizadas y aceptadas, son violentas.

En el derecho internacional no existe la conceptualización de la violencia obstétrica sino que utiliza la idea de violencia contra la mujer durante la atención del parto, lo cuál parecería un mero tecnicismo, pero que no lo es, porque ante todo no considera como violencia obstétrica la que ocurre durante el embarazo, puerperio y aborto, ni considera a víctima a los recién nacidos, sus compañeros o familias ni permite pensar a otras personas gestantes que no sean mujeres. 




CAUSAS DE LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA

Cabe destacar a prima facie que la principal causa es la falta de formación médica con perspectiva de género y derechos humanos. 

“Las carreras médicas no tienen una formación en derechos humanos ni en género, la única universidad que tiene desde el año 2004 una cátedra de Derechos Humanos con perspectiva de género, es la Universidad Nacional de Rosario y es una materia electiva… Hay resistencias para poder incluir este tipo de temática…” expresa la Lic. Irene Castillo.

En el mismo sentido, aporta Gilda Nuñez, licenciada en Obstetricia y titular de guarda en el hospital General de Agudo Parmenio T. Piñero en Caba, “en la carrera de medicina no hay materias sociales…nosotras – las obstétricas- tuvimos materias psicosociales desde primer año… lo que pasa es que el modelo siempre fue hegemónico, recién en los últimos diez años se está aprendiendo a trabajar en equipo y que cada uno tiene su función dentro del equipo…”

Luján Arciadácono, narra que ellas a través de la Campaña Nacional contra la violencia gineco obstétrica presentaron “un proyecto de ley que es análogo a la ley Micaela pero específico para el personal de salud con relación a la violencia gineco obstétrica… tenemos que pensar en la capacitación y en la formación del personal de salud… el cambio no es contra el personal de salud, el cambio es con el personal de salud porque las mujeres no vamos a ir a parir a los bosques, vamos a seguir pariendo en instituciones y queremos que sean las mejores instituciones con los mejores recursos y con el mejor personal idóneo y calificado, actualizado…”. 

Hay que comprender que el origen de estas prácticas que naturalizan la violencia obstétrica, parten de una formación que reproduce los estereotipos impuestos por el patriarcado y por el sostenimiento de una relación asimétrica entre paciente – médico, dónde el médico es tratado como un salvador al cuál una mujer debe confiar plenamente. “ …Hay que escuchar y ponerte a la altura de las personas porque no sos EL SALVADOR, vos no tenes toda la verdad y los médicos no salvan vidas, es como que "te crees que"… (salvas vidas)… mucho tiene que ver con esta situación asimétrica de poder en la que se ponen en que son salvadores… no compartís con la persona, no empatizas, no la haces participar de las decisiones…” refiere Elena Meyer, médica generalista e integrante de la Consejería de Salud Sexual Integral de la provincia de Jujuy, miembro de REEDAS (red de acceso al aborto seguro). 

Las mujeres que van a parir, no son sujetos subalternas pasivas.

En el informe realizado por Duvravka Simonovic, relatora especial del Consejo de Derechos Humanos sobre la violencia contra la mujer, titulado “Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica” publicado el 11 de junio del 2019 caracteriza a la violencia obstétrica  como “un fenómeno generalizado y sistemático”  y menciona además otras causales como las condiciones de trabajo del personal de salud, así como la falta o “limitaciones de recursos”.  

Es inaceptable esta premisa, debido a que  cualquier persona que accediera, principalmente a los servicios públicos de salud, – asumiendo que son los que tienen recursos más limitados o condiciones laborales más empobrecidas del personal de salud-,  deberían  consentir padecer violencia obstétrica. 



¿AUMENTÓ LA VIOLENCIA OBSTÉTRICA DURANTE LA PANDEMIA EN BUENOS AIRES Y CABA?

Responde de manera asertiva la Licenciada Castillo "....En ese escenario, aumentó la violencia de género en todo en todo su espectro y en todas sus características. Y no solamente aumentó acá en la Argentina, aumentó en el mundo... entonces la violencia obstétrica, en época de pandemia también aumentó. Porque lo que aumentó fue la imposición del equipo médico, muchas veces por inseguridades o por esa postura médico hegemónica y autoritaria que se reforzó...".

En este sentido, el 19 de julio del 2021, la OMS estableció "Todas las mujeres embarazadas y puérperas y sus recién nacidos, incluidos aquellos con infección confirmada o presunta por el virus de la COVID-19, tienen derecho a una atención de alta calidad antes, durante y después del parto, incluida la atención de salud mental. Una experiencia de parto segura y positiva incluye:  ser tratada con respeto y dignidad, tener a un acompañante de su elección presente durante el parto, una comunicación clara por parte del personal de maternidad, estrategias adecuadas para aliviar el dolor, movilidad durante el parto, siempre que sea posible, y elección de la posición de parto...." Pauta que fue actualizada al 15 de marzo del 2022 y que se encuentra actualmente disponible en su web.

La OMS, no sugirió restricción de derechos para las embarazadas, ni antes, ni durante ni después del parto, por el contrario, incluyendo a la salud mental, se le debía y se debe otorgar una ATENCIÓN DE ALTA CALIDAD aunque TUVIERAN COVID 19.

A su vez, el Ministerio de Salud Nacional, el 16 de junio del 2021, emitió un documento llamado "COVID-19 RECOMENDACIONES PARA LA ATENCIÓN DE EMBARAZADAS Y RECIÉN NACIDOS EN CONTEXTO DE PANDEMIA" que establece recomendaciones para la atención de embarazadas y recién nacidos en relación al covid 19.

Entre esas recomendaciones se puede leer"....Aún con políticas de restricción de visitas, se permitirá la presencia de una persona sin infección, ni contacto estrecho, elegida por la gestante como acompañante, tomando en consideración que la persona sea mayor de edad, menor de 60 años y no posea enfermedades preexistentes... No será necesario disponer de un resultado de RT-PCR para COVID-19. Se enfatiza respetar este derecho al acompañamiento..."

Tampoco el Ministerio de Salud de Nación recomendó, sugirió, ni explicitó, bajo ningún tipo de circunstancia, la suspensión de derechos consagrados en la ley de parto humanizado. Por el contrario, aún frente a una restricción de visitas, debía permitirse la presencia de un acompañante.

"...No hay ninguna justificación ni aún en la pandemia para haber suspendido los derechos que están descritos en las leyes por más que haya una pandemia..." enfatiza de manera contundente la abogada Elisabeth Peñalva.

A pesar de no existir recomendaciones, sugerencias, ni comentarios ni de la OMS ni del Ministerio de Salud Nacional, las violaciones a los derechos consagrados por la ley de parto humanizado fueron fragantes y aumentaron las denuncias por violencia obstétrica en el AMBA (y a nivel nacional).



En un documento realizado por la  Red de Salud Matria que recopila las denuncias, quejas y reclamos que realizaron mujeres y personas gestantes por las redes sociales debido a la violencia obstétrica padecida durante el año 2020, se puede apreciar una extensa lista de comentarios como:

“… mi obstetra me acaba de informar que la Clínica Delta de Campana no permiten acompañante durante el parto o cesárea…me quedé pasmada...”

"...yo tuve en el hospital Meléndez de Adrogué el día miércoles, no se permitió en ningún momento el ingreso al padre,  ni a visita, ni a parto, somo me pidieron el número para avisarle..."

"...a mi hijo apenas lo tuve, lo separaron de mí durante 24 horas. No pude estar acompañada durante la cesárea ni la internación... tuve a mi bebé en el Argerich...."

"Quiero hacerles una consulta de una indicación médica que me hicieron ayer en el Sanatorio Anchorena. Llegué anoche a la clínica con contracciones sin dolor cada 5 minutos hacía más de dos horas. Cuando me revisaron me dijeron que el cuello del útero estaba cerrado y que no vuelva excepto que me esté retorciendo de dolor porque no hay parto sin dolor..."

"...todo mi control lo llevé en el hospital Argerich pero hace una semana aproximadamente me dieron unos dolores, me acerqué a la guardia de obstetricia y me trataron de muy mala manera. Me dijeron que si tenía "dolorcitos" me vaya a una maternidad, debido a que ese es un hospital de agudos y no estaban para eso..."

“...en el hospital Penna sólo dejan ingresar a partos normales. A cesáreas no, y durante la internación ni visitas ni acompañantes. Leí el caso de una mamá que estaba sola, su bebé en neo y no dejaban que tuviera a nadie con ella..."

Y es verídico lo expresado por ese último testimonio. Aún se puede leer en el facebook de la maternidad del Hospital Penna con fecha 28 de marzo 2020 “CORONAVIRUS. A fin de extremar las medidas de prevención… se suspende hasta nuevo aviso el ingreso a los padres en los nacimientos por cesárea. Lamentamos la medida…”


  


La CONSAVIG es la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género, creada en el año 201, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Tiene, entre otros, como objetivo implementar en conjunto con organismos nacionales, provinciales y municipales y organizaciones sociales, las tareas vinculadas con la elaboración de sanciones a la violencia de género establecidas por la ley Nº 26.485 de "Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos que desarrollen sus relaciones interpersonales" en sus diferentes tipos y modalidades. También es cometido de esta Comisión desarrollar tareas de asesoramiento que resulten necesarias para la implementación de la mencionada ley conforme a la normativa nacional e internacional.

"...en el año 2013 nos enfocamos en dos tipos o modalidades de violencia que son la violencia simbólica y la violencia obstétrica entendiendo que son las violencias más invisibilizadas y a la vez más naturalizadas..." menciona Irene Castillo.


Según las estadísticas del CONSAVIG: 

En el año 2020, la práctica de atención que incurre en violencia obstétrica más denunciada a nivel nacional fue el trato deshumanizado (80%), en segundo lugar con el 58% la falta de información y en tercer lugar con el 38% tanto el no respetar la decisión de la mujer y negar acompañante. 


FUENTE: CONSAVIG


El porcentaje de denuncias recibidas fueron el 36% de CABA y el 24% de Buenos Aires. 

TOTAL  DE RECLAMOS Y DENUNCIAS RECIBIDO DE CABA Y BS. AS. DURANTE EL 2020 un  60%.


FUENTE: CONSAVIG


En el año 2021, la práctica más denunciada a nivel nacional fue nuevamente el trato deshumanizado con el 75%, a diferencia del año anterior, en segundo lugar, con el 52% el no respeto a la decisión de la mujer y en tercer lugar negar acompañante.  


FUENTE: CONSAVIG


El porcentaje de denuncias recibido provinieron de Buenos Aires un 42% y de CABA un 26,92%.

TOTAL DE RECLAMOS Y DENUNCIAS RECIBIDO RECIBIDO DE CABA Y BS. AS. DURANTE EL 2021 un 68,92 %.


FUENTE: CONSAVIG


Es decir que del 2020 al 2021 hubo un aumento de denuncias de violencia obstétrica en el área de Buenos Aires y Caba del 9,23%


"...No fue sólo el no poder estar acompañada, se hizo todo un negocio, a unos dejaban y a otros no, si pagabas la habitación o pagabas el hisopado . Y el problema es que como decimos nosotras, adquirir un derecho son años y sacarlos es de un plumazo... retrocedimos un montón..." refiere Luciana Rosenberg, licenciada Obstétrica, magister en salud publica y presidenta de la red de Salud MATRIA "...otras de las consultas recurrentes era si podíamos asesorar cómo asistir partos domiciliarios sin profesionales, ante la desesperación y el miedo de no poder parir acompañadas, muchas familias querían tener a sus hijos solos en sus casas..."



A pesar de los números y las denuncias, Gilda Nuñez expone "...no hay violencia porque para mí violencia son golpes, violencia es insulto, violencia, eso no existe nunca jamás en ningún lado de los que yo he visitado... es muy difícil que un médico te maltrate... que a veces el sistema haga que uno esté irritable, es otra cosa, pero porque las guardias tienen 24 horas. No es lo mismo que yo te atienda, para mí sí, pero entiendo que para otros no, a las 8.15 am del día que entré a la guardia que a 7.45 am del día que me voy a ir de la guardia, sin haber dormido, que además te peguen, que venga gente que esté en situación de calle, que además ha tomado estupefacientes o sustancias que hacen que no estén en su sano juicio y encima tiene un bebé adentro...."

Frente a la negación d
e la existencia de la violencia obstétrica se le indaga sobre las denuncias recibidas en el CONSAVIG durante la pandemia y la licenciada Nuñez indica "...el criterio de violencia obstétrica generalmente viene de las embarazadas, cuando no reciben el final de embarazo o el trato que querían...durante la pandemia hubo muchas mujeres que venían en el momento de parir al hospital con patologías, enfermedades que se podrían haber previsto o haber curado, eso reconozco que en algunos colegas nos duele... y traía a veces malas reacciones, pero nunca violencia física, a lo mejor decirle PERO POR QUÉ NO VINISTE, NO TE DISTE CUENTA QUE EL BEBÉ NO SE MOVÍA, NO TE DISTE CUENTA QUE LA PANZA SE PONÍA DURA...."

Agrega además que hay movimientos o personas que llaman violencia obstétrica a cuestiones que son para un negociado del parto domiciliario por el cuál cobran entre 180 y 250 mil pesos "...les dicen que no vengan a parir al hospital porque las van a tratar mal pero cuando se les complica algo ellos mismos en sus autos particulares, las tiran en la puerta de la guardia..."

Manifiesta que negar un acompañante durante la pandemia no es violencia obstétrica sino una cuestión excepcional dónde se priorizó el cuidado del personal de salud"....nos cuidaron muchísimo - al personal de salud - y una forma de cuidarnos era también que no entre gente de afuera que no tuviera un test hecho y que  no supiéramos si nos podía contagiar o no. Pero no lo considero violencia...". Expone que no había vacunas ni elementos para testear a los acompañantes aunque los protocolos del Ministerio de Salud de la Nación establecían que no era requisito indispensable (testearse) para que se habilitara el ingreso a los acompañantes. 


Este testimonio denota que falta formación con perspectiva de género, derechos humanos, profunda y cabal con respecto a la temática, se re victimiza con una mirada clasista a las mujeres embarazadas " no te diste cuenta..." Además, se utiliza como excusa, ya refutada previamente, las condiciones laborales - lo menciona así Dubravka Simonovic la relatora especial de la ONU. Esgrime la protección del personal de salud durante la pandemia, "los salvadores" por sobre las mujeres y personas gestantes. Nuevamente estableciendo que el único legitimado para manejar el proceso del embarazo y el parto es el profesional, en una relación abiertamente asimétrica, dónde la mujer es un mero objeto de intervención. Incluso se naturaliza la negación al acompañamiento, un derecho fundamental de la ley de parto humanizado. 

¿Acaso la ley no es para proteger a las mujeres embarazadas y personas gestantes con sus derechos que  deben ser garantizados sin excepciones y en todo momento? ¿Si parir con dignidad es un derecho humano, acaso la pandemia suspendía los derechos humanos? ¿Es el personal de salud quién decide cuándo y cómo se cumplen esos derechos consagrados? 


"... En vez de proteger a la madre, en vez de ayudar, se preservaron ellos como personal de salud... y maltrataron a una persona que quizás estaba en parto y lo más probable es que al personal de salud no le haya importado, lo haya tomado como un trámite y no respetaron lo ese momento tan íntimo para una mujer..." dice Elisabeth Peñalva confirmando que se privilegiaron los derechos del personal de salud.


Si la OMS y el Ministerio dictaron protocolos claros y existe una ley con derechos consagrados claros, que no se encontraba suspendida durante la pandemia, ¿De quién era responsabilidad controlar que se aplicaran esos protocolos y que se evitara el aumento de las denuncias de violencia obstétrica? 

"...en nuestro país la salud es federal, entonces si bien el Ministerio de Salud emitió una serie de comunicados y documentos, la realidad es que el órgano rector, es el Ministerio de Salud de cada localidad. Entonces los responsables de velar por el funcionamiento del sistema de salud, son los ministerios de salud de cada provincia..."aclara Luján Arciadácono.

"El Ministerio de Salud de la Nación no tiene la posibilidad de obligar, por ejemplo a un hospital de La Rioja o a una clínica de una obra social de otra provincia. Las guías son orientativas y cada circunscripción puede decidir tomarlas o dictar una guía de actuación propia... Además hay otra cuestión que son las dificultades que tiene el sector estatal, en cada Ministerio de Salud, para poder imponer el cumplimiento de determinadas normas en el ámbito privado..." agrega Jorge Mosquera, diplomado en género y masculinidades.




PUNITIVISMO VS. NO PUNITIVISMO

Elisabeth Peñalva, abogada, aclara que las únicas sanciones que existen por incurrir en violencia gineco obstétrica son administrativas. La violencia obstétrica no es un delito, no está tipificada en el código penal.

En este sentido, la CONSAVIG, mantiene un espíritu NO PUNITIVISTA sino que proponen desnaturalizar y mostrar los estereotipos y los marcos ideológicos del sistema patriarcal que hace que se perpetúen las violencias. "...existen experiencias como en México y Colombia por la vía punitivista, no dio resultado porque en general el sistema médico hegemónico y jerárquico genera situaciones defensivas que terminan yendo en contra del interés de las propias mujeres..." explica Castillo.  

Agregan ejemplificando lo que ocurrió al incluir el femicidio dentro del código penal con una sanción, no evitó ni hizo bajar las estadísticas de los femicidios, no siempre un castigo, según esta posición, evita que se cometa el delito.

Sin lugar a dudas una ley no va a evitar un delito, se necesita un profundo cambio cultural.  "...la ley de prevención de violencia contra la mujer no va a reducir el número de femicidios,  pero la ley nos otorga derechos, legitima nuestro reclamo y nos da mecanismos de acción en caso de ser vulneradas. Para eso sirve la ley de parto respetado..." 

Cabe destacar que en el reciente e histórico fallo del 16 de noviembre del 2022,  "Britez Arce y otros vs. Argentina". El Estado Argentino fue encontrado responsable por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la violencia obstétrica y muerte de Cristina Brítez Arce. Cristina Brítez Arce tenía 38 años y más de 40 semanas de embarazo al momento de su muerte. Durante su embarazo presentó varios factores de riesgo que no fueron atendidos de forma adecuada por el sistema de salud. El 1 de junio de 1992 se presentó al Hospital Público Ramón Sardá, donde se le practicó una ecografía que resultó indicativa de feto muerto. En consecuencia, se le internó para inducirle el parto. Ese mismo día murió a las 18:00 horas por “paro cardio respiratorio no traumático”. 

En la sentencia, la Corte se pronunció sobre la violencia obstétrica, y señaló que es una forma de violencia basada en el género ejercida por los encargados de la atención en salud sobre las personas gestantes, durante el acceso a los servicios que tienen lugar en el embarazo, parto y posparto, que se expresa mayoritaria, aunque no exclusivamente, en un trato deshumanizado, irrespetuoso, abusivo o negligente hacia las mujeres embarazadas; en la denegación de tratamiento e información completa sobre el estado de salud y los tratamientos aplicables; en intervenciones médicas forzadas o coaccionadas, y en la tendencia a patologizar los procesos reproductivos naturales, entre otras manifestaciones amenazantes en el contexto de la atención en salud durante el embarazo, parto y posparto. Conforme a lo anterior, la Corte encontró que la señora Brítez Arce no obtuvo el tratamiento médico que requería por su embarazo con factores de riesgo, ni contó con información completa sobre las posibles alternativas de tratamiento y sus implicaciones. Fue sometida a violencia obstétrica y esta  desencadenó en su muerte.




¿COMO SE DENUNCIA ?


                    


Quizás debo una explicación final sobre lo chocante e incomoda que puede parecer el nombre de esta investigación.

Si ud. se sintió incomodo, imagínense como se sintió aquella mujer a la que se lo gritaron, mientras pujaba, sola, desnuda, aterrada, adolorida, incómoda, rodeada de ruidos, aparatos, de desconocidos, en un contexto de crisis mundial y lejos de sus seres queridos.

Necesitamos que no exista nunca más ningún "Parí, puta". 
Parir no puede ser un castigo. Si lo fue en el génesis, debemos luchar para que no lo sea en nuestra modernidad.


Paula Acunzo.